Desde que se descubrió su famoso busto en 1912 en el asentamiento arqueológico de Amarna, se ha tenido a la reina Nefertiti como un ejemplo central de la idea clásica de belleza femenina, que vendría a resumirse en la finura de rasgos y la estilización del cuerpo. Junto a su esposo Tutmosis IV, la reina Nefertiti protagonizó uno de los periodos más fascinantes de la historia egipcia: el faraón revolucionó la religión de su reino instaurando un culto monoteísta a Atón, cambió su nombre por el de Akhenatón y fundó una nueva capital, Amarna.